* Discurso del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en el acto conmemorativo por el Bicentenario de la Independencia Nacional, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco
Amigas y amigos:
Nos congregamos para conmemorar el bicentenario del inicio del movimiento de independencia nacional. Estamos aquí para recordar la lucha del pueblo y de sus dirigentes contra el colonialismo y el saqueo económico y, sobre todo, en pos de la justicia.
Lo hacemos al mismo tiempo en que los opresores de ahora festejan con un espectáculo frívolo, este hecho histórico, usando para ello al principal instrumento de dominación con que cuentan: la televisión.
Por el contrario, para nosotros el movimiento de independencia representa un grito de libertad: el llamado de Hidalgo para abolir la esclavitud; el ideal de Morelos por la igualdad y el nacimiento de una República sin discriminación ni privilegios.
Venimos a recordar que no fueron los acaudalados de esa época los que siguieron a Hidalgo y a Morelos en su rebelión contra la tiranía. Fueron los pobres, los desposeídos, los indígenas y los peones acasillados, quienes hicieron posible esta gesta histórica.
En ese entonces, como ocurrió después en el movimiento de Reforma y en la Revolución, el pueblo tomó conciencia y supo que era más fuerte que quienes se creían amos y señores, que podía liberarse y derrotar a sus opresores.
Con ese mismo ideal de justicia y con la esperanza puesta en el despertar del pueblo, hoy, los aquí presentes y muchos mexicanos más, estamos luchando para derrotar de manera pacífica a la actual oligarquía, al régimen de corrupción, opresión y privilegios que está destruyendo al país y que mantiene a los mexicanos sumidos en el miedo, el temor, la desesperanza, el abandono y la pobreza.
Volvemos a expresar, con toda claridad, que la actual decadencia de México ha sido causada por el predominio de una minoría rapaz, enferma de codicia, a la que no le importa el destino del país y mucho menos el sufrimiento del pueblo.
Por culpa de esta oligarquía, México es un país rico con pueblo pobre. El gobierno no es más que un comité de políticos y tecnócratas corruptos al servicio de unos cuantos. Un puñado de potentados tiene secuestradas a las instituciones y subordina todo a sus intereses.
Son ellos quienes explotan y se benefician de los recursos naturales de la nación, del petróleo, del gas, de la energía eléctrica, de las telecomunicaciones y de las minas. Aplican una política económica elitista que protege monopolios y castiga a pequeños y medianos empresarios y comerciantes.
Ellos acaparan el presupuesto público, no pagan impuestos, no promueven la creación de empleos, obligan a los mexicanos a emigrar, imponen salarios de hambre y dejan a la inmensa mayoría de los mexicanos sin derecho a la educación, a la salud y a otros satisfactores básicos.
Y como es lógico, por la ambición de este grupo, se ha cancelado el futuro de mucha gente, sobre todo de los jóvenes, y se ha generado el estallido de odio y resentimiento que tiene sumido al país en una terrible crisis de inseguridad y de violencia.
Este problema se agravó por la irresponsable declaración de guerra contra el narcotráfico y su estrategia fallida, que han provocado la muerte de alrededor de 30 mil mexicanos, según cifras oficiales, y violaciones a los derechos humanos de la población.
Pero lo peor de todo, es la prepotencia y el cinismo de esta funesta camarilla. En estos tiempos de mayor sufrimiento para el pueblo de México, no sólo no hacen nada por el interés público, sino que siguen saqueando y lastimando con saña a la gente.
Como muestras, ahí están el aumento a la gasolina; la entrega de nuevas concesiones a Televisa; la disminución de las pensiones a jubilados; el despido de mineros, electricistas y trabajadores de Mexicana de Aviación; o la inundación de Tabasco provocada, intencionalmente, por el desfogue de las presas del río Grijalva para seguir comprando la electricidad a empresas extranjeras.
En sus cálculos, este grupo piensa que tiene todo bajo control. Confía en su dominio de la mayoría de los medios de comunicación y en que con el manejo de la televisión puede seguir manipulando al pueblo. Incluso ahora toda su apuesta es imponer, mediante la teledictadura, al próximo presidente de México.
Desde aquí, desde esta Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, donde los estudiantes del 68 lucharon por la democracia y fueron sacrificados por el autoritarismo del PRI, desde aquí, desde esta plaza histórica y cultural de México, les decimos a los que se sienten dueños de México, que no les será fácil consumar una nueva felonía.
Millones de mexicanos no caeremos en el engaño de las campañas mediáticas, en ese truco perverso, y estamos dispuestos –como aquí está quedando una vez más de manifiesto— a seguir luchando, a seguir trabajando, desde abajo y con la gente, para emancipar al pueblo y lograr el renacimiento de México.
En este día histórico convoco a todos los mexicanos, mujeres y hombres, libres a convertirse en protagonistas del cambio verdadero. Si cada mujer y cada hombre consciente se compromete a convencer a cinco ciudadanos entre sus familiares, vecinos, amigos y compañeros de trabajo, no sólo tendremos asegurada la victoria en el 2012, sino que, con esa fuerza organizada, con ese poder ciudadano, llevaremos a cabo la renovación tajante que necesita nuestro país.
Amigas y amigos:
Tengamos fe en que México se salvará; es cosa de que logremos que nadie sea indiferente al porvenir de la patria. Todos podemos hacer algo para salvar a la nación. Todos debemos contribuir para la renovación de nuestro país. Tenemos de nuestro lado la razón histórica: la patria no la construyeron los héroes para ser mancillada por ambiciosos. No es pedestal de oligarcas y bandidos. La patria es tierra para el bien de todos. Es el espacio que nos legaron los antepasados, a nosotros y a las futuras generaciones, para vivir con dignidad y justicia, para soñar y ser felices.
Sigamos por el camino que nos marcaron los padres de la patria. Sigamos luchando hasta el día en que caiga para siempre la oligarquía y surja la esperada, la auténtica democracia. Recordemos siempre lo que Hidalgo nos enseñó: el poder de los opresores es demasiado débil cuando gobiernan contra la voluntad de los pueblos.
Bendita sea la memoria de aquellos hombres que hoy, hace 200 años, abandonaron familia y tranquilidad y que dieron la vida misma para dejarnos una nación libre, una verdadera patria.
Patria para todos. Patria para el pobre. Patria para el humillado.
Mexicanas y mexicanos:
¡Viva Miguel Hidalgo!
¡Viva José María Morelos!
¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Viva Leona Vicario!
¡Viva Gertrudis Bocanegra!
¡Viva Ignacio Allende!
¡Viva Vicente Guerrero!
¡Viva Ignacio Aldama!
¡Vivan los héroes anónimos!
¡Vivan los indígenas!
¡Vivan los campesinos!
¡Vivan los obreros!
¡Vivan los migrantes!
¡Vivan los artistas!
¡Vivan los maestros!
¡Vivan los profesionistas!
¡Vivan los sectores productivos!
¡Vivan los jóvenes!
¡Vivan las mujeres!
¡Viva la cultura!
¡Vivan los dirigentes sociales y políticos asesinados o desaparecidos por defender las causas populares!
¡Libertad a los presos políticos!
¡Abajo el mal gobierno!
¡Abajo los privilegios!
¡Arriba los de abajo!
¡Viva la nueva República!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
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