viernes, 31 de diciembre de 2010



Carta para fin de año de Antonio Cerezo

Penal de exterminio #3. Matamoros, Tamaulipas
Sábado 31 de diciembre de 2005
por Comité Cerezo


No sobra recordar que los argumentos dados para tomar dichas medidas fueron calumnias que se difundieron también con la intención de aislarnos de las organizaciones y personas que se han solidarizado con nosotros desde hace ya más de cuatro años.

Pero dentro de lo difícil de nuestra situación con la que inició el año, Alejandro salió libre el primero de marzo. Libertad producto de un permanente trabajo de difusión y denuncia del caso realizado por diferentes personas y organizaciones solidarias y de la labor del Comité Cerezo.

Actualmente, seguimos lejos y bajo condiciones carcelarias que nos aíslan más y que, por si fuera poco, limitan el estudio, la pintura, la música, el teatro, la lectura de periódicos y revistas, las llamadas telefónicas, las horas de visita para los amigos; limitan, en otras palabras, las posibilidades de creación sana del ser humano.

Sabemos que los esfuerzos para acercarnos a nuestro lugar de origen continúan, que la lucha por vernos libres también; sin embargo, no hay certeza de la fecha exacta para esto acabe y podamos, al fin, reintegrarnos a la vida que nos espera fuera de estas cárceles.

Nuestra resistencia continúa, la de Héctor, la de Pablo, la de otros presos políticos y de conciencia, la de Antonio; tal ves hoy, de diferentes formas, con diferentes métodos para enfrentar la lejanía, la semi comunicación, la diaria destrucción de la humanidad de los presos por un sistema penitenciario que no readapta, pero sí deshumaniza.

Me atrevo decir que hemos aprendido a sobreponernos a la diversidad y a oponer a esa permanente deshumanización (racionalmente concebida, pero no por ello menos irracional) nuestra plena convicción de que el ser humano y su humanidad no pueden ser destruidos sólo por el hecho de vivir en una cárcel. Convicción que además se cristaliza en una ética y una moral que no tienen como origen la dominación de unos hombres sobre otros, ni como fin su justificación y que además toman vida y forma en nuestro hacer diario.

Ética y moral con los cuales buscamos ayudar a la construcción de un mundo diferente, donde las relaciones entre los hombres no seàn esa salvaje pelea donde triunfe el más fuerte, el más ambicioso, aquel que sin importar los medios consiga sus fines o los fines de unos pocos; donde las relaciones entre los hombres no tengan como base el egoísmo, la mentira, la hipocresía, el primero yo, después yo y hasta el último yo; donde las relaciones entre los hombres no sean determinadas por las necesidades del capital y sus personeros.

Ética y moral que no tienen como fundamento una utopía irrealizable; sino la imperante necesidad y la real posibilidad de que el hombre deje de ser el lobo del hombre (depredador además de la naturaleza) y construya una sociedad basada en la cooperación y ayuda mutua.

Ética y moral que tienen como fundamento las mejores cualidades que el ser humano ha creado y desarrollado a lo largo de su historia: la solidaridad, la honestidad, la consecuencia, la amistad, el espíritu de sacrificio, el amor al pueblo. Cualidades que no tendrían el sentido que deseamos sino estuvieran íntimamente unidas al interés social común y no al interés de la clase minoritaria que existe a pesar de que se esfuerce en ocultarlo.

Nuestra ética y nuestra moral han sido lo largo de todo este tiempo de reclusión nuestra mejor defensa contra el medio, pero también ante la calumnia, ante el interés de destruir nuestras convicciones para así vernos derrotados, indignos, claudicantes; pero hay que decir que la ética y la moral de la que hablamos no es tan sólo nuestra, también lo es de todos aquellos hombres que luchan por construir un mundo diferente, algunos de los cuales nos han cobijado con su solidaridad, su nobleza, su valor, su afecto.

No negamos terminantemente que en un futuro ante condiciones mucho más adversas que éstas podríamos ser derrotados (la derrota siempre es una posibilidad de una lucha y ésta lo es), pero nuestro derrota personal, nuestra personal incapacidad de sobreponernos a la adversidad sin renunciar a nuestros principios y valores, a nuestra ética a nuestra moral, será tan sólo nuestra y no la derrota de un sueño y una lucha que es más grande que cualquier individuo por muy «grande» y representativo de una lucha que éste sea.

Por supuesto, nuestro objetivo es no ser derrotados y vivir de manera consecuente, independientemente de cualquier circunstancia que nos toque vivir por muy difícil que ésta sea.

Nuevos retos nos prepara el futuro y esperamos superarlos. Estamos seguros de que lo haremos porque hasta hoy la solidaridad de diversas personas y organizaciones existe y eso también nos fortalece.

Una vez más y aprovechando este nuevo fin de año deseamos agradecer a todos aquellos que de manera noble y valiente han sido solidarios con nosotros o con algún preso político o de conciencia; a todos aquellos quienes no han abandonado sus ideales y continúan en el esfuerzo cotidiano por construir un mundo diferente a este. Gracias a nuestro pueblo generoso y combativo del cual orgullosamente somos parte.

¡Presos hoy, libre siempre!

A cuatro años y dos meses del asesinato de digna Ochoa A cuatro años y cuatro meses de legal injusto encarcelamiento.

Preso de conciencia, Antonio Cerezo.

Penal de exterminio No. 3 Matamoros, Tamaulipas. Diciembre 2005

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