domingo, 13 de junio de 2010

CONCIENCIA E INCONSCIENCIA, la manipulación del deporte al servicio del poderoso

Copa del Mundo: ¿diversión o maniobra diversiva de masas?
Guillermo Almeyra
Debo aclarar, antes que nada, que desde hace más de 75 años, o sea, casi desde que el amateurismo fue sustituido por el incipiente futbol profesional, soy hincha de ese deporte. Pero pienso que no darse cuenta de la utilización ideológica y política del campeonato mundial de futbol por el capitalismo, es dar prueba de enorme superficialidad y gran ingenuidad. Porque el futbol hace décadas que dejó de ser un deporte para transformarse en un negocio que mueve centenares de miles de millones de dólares y, en particular, desde la utilización que le dio el nazismo en los años treinta, en herramienta de propaganda política para obtener aunque sea una momentánea unión nacional detrás de los gobiernos.
No es necesario recordar la promoción del deporte de Estado por Mussolini, Hitler o Stalin, o lo que fue para la dictadura el Mundial de Futbol que Argentina ganó en Buenos Aires, mientras fuera de los estadios desaparecían decenas de miles de los mejores jóvenes y otros luchadores, entre ellos cientos de deportistas y atletas profesionales. Ese futbol donde unos cuantos muy bien pagados juegan ante millones de personas que jamás podrán practicar un deporte porque no tienen campos, salarios ni alimentación suficientes, ni tiempo libre al terminar sus trabajos extenuantes y mal pagados, y por eso simplemente miran la caja idiota que, de paso, se populariza y redime cada tanto de sus crímenes contra la conciencia política y la cultura populares, aunque aparezca como una diversión es, en realidad, una maniobra diversionista.



La trabajadora María del Carmen Yebra lleva 41 días en huelga de hambre defendiendo su derecho a un trabajo digno, luego que el cártel de Los Pinos asaltara y despojara al país de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.





Mientras una multitud ávida de distracciones, indiferente a la dignidad y valentía de los trabajadores en huelga de hambre, observa como el socio de Calderón (Javier Aguirre) y sus "guerreros" (de pacotilla) hacen el ridículo ante la selección número 84 del mundo.



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