Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Miércoles 7 de julio de 2010, p. 13
Con voz casi inaudible y sin poder sostenerse, el ingeniero Cayetano Cabrera Esteva, quien lleva 73 días en huelga de hambre, defendió su derecho a permanecer en ayuno a pesar de que los médicos del campamento del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) le advirtieron que su salud entró en estado crítico.
“Su vida –le insistieron– está en peligro”. Me quedo hasta las últimas consecuencias, les respondió.
Cabrera Esteva y otros 22 integrantes del SME que siguen en ayuno suscribieron una carta en la sostienen que no levantarán la huelga de hambre y permanecerán en esta lucha.
En el documento que dieron a conocer ayer por la mañana, señalan que su gremio ha buscado una salida digna al conflicto generado por la extinción de Luz y Fuerza del Centro ante instancias de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, donde llegó al máximo órgano: la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), pero todos nos escupieron a la cara.
En nombre de los huelguistas, Ricardo Pérez Flores (quien lleva 69 días en ayuno) leyó la carta en la que sostienen que el fallo emitido por la SCJN es reflejo de la subordinación del Poder Judicial a los designios del Ejecutivo, que responde a los intereses de la oligarquía que domina México.
La Corte, agrega, rompió el orden constitucional, dejando a la vista la confabulación de los tres poderes de la Unión contra un sindicato democrático.
En la misiva los ayunantes refrendan su compromiso con la historia y con el SME y agregan: manifestamos la determinación de seguir adelante para dar una muestra de dignidad ante los tres poderes que sólo buscan atacar a la nación y para tomar una posición moral, la cual no tiene el gobierno ahorita.
Diagnóstivo reservado
El diagnóstico acerca del estado de salud del ingeniero Cabrera –quien además es profesor en el Instituto Politécnico Nacional– es reservado. De acuerdo con los médicos, entró en una crisis hipoglucémica: su presión arterial es de 80-50, tiene la piel llena de puntos rojos (peteques), su cuerpo rechaza los líquidos, ha perdido más de 20 kilos de peso y tiene una frecuencia cardiaca de 130. Sin embargo, Cayetano Cabrera sostiene que sólo inconsciente lo van a sacar, y que el ayuno será suspendido hasta que les devuelvan su trabajo.
Aún tiene ánimos para agradecer la presencia de la prensa en el campamento y para afirmar que no nos espanta el fallo de la Suprema Corte que negó el amparo al SME contra el decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro, porque esa misma instancia fue la que le negó la justicia a los niños de la guardería ABC.
Triste papel el de los magistrados. Nosotros sí tenemos dignidad y por eso mismo Javier Lozano (secretario del Trabajo) debería saber que no vamos a aceptar nuestras liquidaciones, que no vamos tomar un solo centavo. Queremos trabajo, manifestó.
Bajo la camisola del SME que cubre su cuerpo y ya le queda muy grande, se pueden ver los moretones, mientras otros trabajadores recuestan al ingeniero en un catre, frente al médico Alfredo Verdiguel.
Mi recomendación es que tiene que ser trasladado de urgencia a un hospital por su debilitamiento generalizado, por sus condiciones graves de salud y porque en caso de que entre en situación más crítica aquí no tenemos el equipo necesario para atenderlo. Pero no quiere irse, sólo repite que (seguirá) hasta las últimas consecuencias, señala el médico Verdiguel.
En el campamento, Martín Esparza habla con él, le pide que vaya a un hospital para checar su salud. Casi dormido, con voz queda, Cabrera Esteva apenas responde: me iré hasta que nos reinstalen.
La enfermera y el médico secundan al líder electricista: es inútil, el ingeniero Cayetano se queda.
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