sábado, 5 de junio de 2010

Esto el lo que hace el gobierno espurio para "VIVIR MEJOR"

A un año del incendio de la guardería ABC, en el que murieron 49 bebés y resultaron mas de 70 chiquitos lesionados de por vida, no hay ningún responsable en la cárcel, la SCJN emitió un dictamen no vinculatorio, en el que señala como responsables a diversas autoridades de los tres niveles de gobierno, pero no toca a ninguno de los propietarios, que son en última instancia, los primeros responsables de esta tragedia criminal.
Carlos Fernández-Vega dedica su columna, México S.A. de La Jornada, a recordar a las víctimas y a ponerle nombre y apellido a los responsables, y también a denunciar el trato "humanitario" que están recibiendo algunas de las familias por parte del IMSS.
Y para documentar el desastre criminal en el que nos tienen metidos Calderón y sus jefes, Jaime Avilés nos hace un recuento de las infamias que han distinguido a este régimen fraudulento que se apoderó de la presidencia.

Las rebanadas del pastel
Testimonio de dos madres, cuyos hijos resultaron lesionados en la ABC: “los médicos del IMSS se niegan a atender a los niños por los daños respiratorios que causó el incendió en la guardería, y además nos corren con insultos. Hemos batallado con los expedientes de los niños, hay que andar correteando a los médicos. A mi hija le diagnosticaron en un primer momento quemaduras en las vías respiratorias, y ahora, en mayo, me la dieron de alta y me dicen que es asmática por alergias. Ellos dicen que lo de la guardería ya pasó, que no nos hagamos tontos, que lo que tienen los niños es genético. La misma respuesta recibimos del coordinador de atención a quejas y orientación al derechohabiente (del IMSS), Luis Fiol Manríquez: ‘para qué se hace, si sabe que su hija no tiene nada’… Mi hijo tiene fiebres extrañas y en el IMSS me han dicho que ‘es normal, que todos los niños se enferman’. No me lo han dado de alta, me dicen que sus pulmones no se desarrollan, me dicen que tiene fiebre porque tiene infección en la garganta, fueron cuatro días con una fiebre muy rara, en el IMSS me dicen que es normal, que todos los niños se enferman. Me mandaron con un neurólogo de apellido Patiño en ciudad Obregón, y sin revisar a mi hijo nos insultó: ‘déjense de hacerse pendejos, el niño está bien, sólo tiene problemas de conducta por culpa de ustedes, y nos mandó con un siquiatra’” (tomado de W Radio, 3 de junio).

Desfiladero

¿Día de luto nacional? ¡No! ¡Justicia! ¡Basta de patrañas!

Jaime Avilés

Daniel Hernández, de 13 años, César Alejandro Cuéllar, de 15, y Eduardo Cuéllar, de 17, agregaron sus nombres a la interminable lista de niños mexicanos asesinados por el gobierno de Felipe Calderón. Regresaban de la escuela a sus casas, en Reynosa, Tamaulipas, cuando cerca del poblado Los Cavazos fueron ametrallados por elementos del Ejército, según testigos, por no detenerse en un retén militar. Pero, ¿de veras no se detuvieron?
Porque la noche del sábado 3 de abril, Martín Almanza Rodríguez, de 30 años, quien manejaba una camioneta en la que se dirigía con su esposa, sus hijos y otra familia hacia la playa de Bagdad, en Matamoros, sí se detuvo, a la altura del kilómetro 118 de la carretera Nuevo Laredo-Reynosa, ante otro retén militar, y sin embargo los soldados comenzaron a dispararle, dando muerte a Bryan Almanza, de cinco años, y Martín Almanza Salazar, de nueve.
En aquellos momentos, en la memoria colectiva aún estaba fresco el recuerdo del asesinato, cometido también por soldados, de dos estudiantes del Tec, de una rica señora que circulaba en una camioneta negra, y de un matrimonio a la puerta de una fábrica, todo esto en Monterrey. Cuando se produjo el fusilamiento de los niños Almanza en Nuevo Laredo, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, volvió a enrollarse las mangas de la camisa retórica, como queriendo pelear a trompadas contra todos los cárteles del mundo a la vez, y corrió sobre los nuevos cadáveres la enésima cortina de humo verbal del sexenio, para tratar de ocultar lo inocultable.

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