Publicado el 17 de febrero de 2011
Por Amy Goodman
Esta semana, el Presidente Barack Obama hizo público su presupuesto para 2012 y orgulloso, pronunció las siguientes palabras: “Pedí que se congelara el gasto interno anual en los próximos cinco años. Este congelamiento reduciría el déficit en más de 400.000 millones de dólares durante la próxima década y llevaría este tipo de gasto –el gasto discrecional nacional- al menor nivel de nuestra economía desde la presidencia de Dwight Eisenhower”.
Presten atención a la palabra “congelar”. Eso es precisamente lo que podría sucederle a mucha gente si este presupuesto es aprobado tal cual fue propuesto. Mientras el gasto de defensa aumenta, luego de que el Pentágono realizara su mayor pedido de financiamiento desde la Segunda Guerra Mundial, el presupuesto propone recortar a la mitad el programa denominado Programa de Asistencia Energética a Hogares de Bajos Ingresos (LIHEAP, por sus siglas en inglés).
El programa LIHEAP ofrece fondos federales a los estados para que éstos puedan ayudar económicamente a hogares de bajos ingresos y así satisfacer sus necesidades energéticas, principalmente calefacción. La mayoría de los beneficiarios de este programa son personas de la tercera edad o discapacitados. El programa tiene actualmente un financiamiento de 5.000 millones de dólares y Obama está pidiendo que se reduzca a 2.570 millones –casi la mitad-.
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