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“Justicia” estadounidense: un alegato teatral y sensiblero valió más que múltiples testimonios y miles de evidencias contra Posada Carriles
08-04-2011
Washington y La Habana (PL, Cubadebate y Bolpress).- La Corte Federal de El Paso, Texas, declaró inocente al terrorista confeso Luis Posada Carriles. El fallo prueba que en los tribunales estadounidenses el teatro vale más que la evidencia, lamentó el abogado José Pertierra, representante de Venezuela para la extradición de Posada Carriles.
Posada Carriles nació en Cienfuegos, Cuba, el 15 de febrero de 1928. Fue agente de la CIA durante más de cuatro décadas y actuó como torturador, sicario y terrorista de la agencia en múltiples circunstancias. En Venezuela dirigió mortíferas operaciones de “limpieza” de la DISIP; y se le asignaron tareas similares en El Salvador, Guatemala y Honduras, detalla el periodista Jean-Guy Allard en el artículo titulado “¿Se atreverán a liberar a Posada, sicario CIA de la Operación 40, cuando se celebra Playa Girón?”
Posada Carriles fue detenido en Venezuela como autor intelectual de la voladura de un avión de Cubana en 1976 que mató a 73 personas, pero logró escapar. Luego manejó la operación de tráfico de armas y droga que se desarrolló desde la base aérea de Ilopango, en El Salvador, hasta que explotó el escándalo Irán-Contra.
En noviembre de 2000, Posada fue encarcelado durante cuatro años en Panamá a raíz de un complot para matar al líder cubano Fidel Castro durante la Cumbre Iberoamericana, y fue condenado por terrorismo. Salió de la cárcel en 2004, indultado por la presidenta Mireya Moscoso, y entró ilegalmente a Estados Unidos en 2005 a bordo de un barco camaronero.
Posada Carriles confesó ser el autor intelectual de la oleada de bombas en La Habana en 1997. La primera bomba explotó en la discoteca Aché del Hotel Meliá Cohíba el 12 de abril de ese año y el 4 de septiembre explotaron cuatro bombas consecutivas, incluyendo una en el Hotel Copacabana que mató a Fabio Di Celmo.
El terrorista fue enjuiciado por la Fiscalía del Departamento de Justicia de Estados Unidos. El proceso comenzó el 10 de enero de 2011 en la Corte Federal de El Paso, Texas, y tres meses después la jueza Kathleen Cardone emitió su veredicto: Luis Posada Carriles, el agente CIA que perteneció al comando de asesinos de la Operación 40, fue liberado de los cargos criminales presentados en su contra.
Un juicio teatral
Afirma Allard que “el juicio intentado por la Fiscalía ‘antiterrorista’ del Departamento de Justicia –que siempre se negó a perseguir a Posada como terrorista– se ha movido con una lentitud ejemplar desde que comenzó, gracias a la estrategia de obstrucción de la defensa, que reclamó a la complaciente jueza Kathleen Cardone anular el proceso en 13 oportunidades”.
La magistrada Cardone, nombrada nada menos que por George W. Bush, ya había liberado a Posada en una primera oportunidad, al calificarlo de "frágil anciano" y celebrando su vida de "lucha" contra la revolución cubana. Sin embargo, fue forzada a retomar el caso por una corte de apelación.
Defendió al terrorista confeso el abogado radicado en Miami Arturo Hernández, especializado en casos de narcotráfico e inmigración. Una de sus hazañas fue lograr para Robert Ferro, miembro de Alpha 66 arrestado en 2006 en California con 571 armas ilegales, una sentencia tan ligera que saldrá de la cárcel en diciembre, describe Allard.
Este jueves, los fiscales y los abogados defensores presentaron sus alegatos de cierre ante el jurado integrado por 12 personas (siete mujeres y cinco hombres). El abogado José Pertierra, representante del gobierno de Venezuela en el caso de extradición de Luis Posada Carriles registró los incidentes de la audiencia final, luego de casi tres meses de litigio.
El primero en exponer su alegatos ante el jurado fue el fiscal Jerome Teresinski. “El acusado decidió mentir sobre cómo ingresó a los Estados Unidos, y mentir sobre su involucramiento en la campaña de bombas en Cuba en 1997… La evidencia demuestra que el señor Posada planeó los ataques para vengarse de Castro, y admitió su involucramiento en la conspiración”, recordó Teresinski a los miembros del jurado.
El fiscal puso sobre la mesa una vez más todas las evidencias contra Posada Carriles: Tony Álvarez, de WRB Enterprises en Guatemala, declaró que Posada Carriles utilizó su compañía para organizar las acciones violentas contra Cuba. “Tony Alvarez testificó que escuchó a Posada Carriles y otros en WRB (José Burgos y Pepe Alvarez) discutir la manera en que enviarían explosivos a Cuba”, rememoró Teresinski.
El agente del FBI Omar Vega testificó sobre los giros monetarios que enviaron por Western Union a Ramón Medina, un pseudónimo de Luis Posada Carriles. El contador de New Jersey Oscar de Rojas corroboró las declaraciones del agente Vega, e involucró a un importante miembro del comité ejecutivo de la Fundación Nacional Cubana Americana (FCNA) en el envío de dinero a Posada Carriles en 1997 para llevar a cabo la oleada terrorista en La Habana.
Teresinski volvió a reproducir varias selecciones de una entrevista de la periodista del New York Times Ann Louise Bardach a Posada Carriles, y los integrantes del jurado escucharon nuevamente la voz del acusado admitiendo su involucramiento, e incluso confesando ser el autor intelectual de la cadena de bombas en La Habana en 1997. Por si fuera poco, el terrorista también admitió ser el autor intelectual de los antetados terroristas en entrevistas con Ann Louise Bardach en Aruba en 1998, y con María Elvira Salazar ese mismo año.
Luego le toco el turno a la defensa del terrorista Posada. “Los abogados de Posada Carriles comenzaron sus alegatos con el curioso argumento leguleyo de que el acusado no mintió, pero si mintió, sus mentiras no valen como mentiras, porque debido al antecedente penal panameño de haber tratado de hacer volar con 200 libras de explosivos C-4 una sala universitaria llena de estudiantes, él no calificaba para asilo o para la ciudadanía de todas maneras”, según José Pertierra.
El defensor principal del acusado, Arturo Hernández, al final de un largo monólogo teatral, afirmó: “Sí, el señor Posada es culpable; culpable de haberse puesto viejo, y culpable de ya no serle útil a los Estados Unidos que se ha comportado de forma hipócrita e ingrata… Este caso está basado en una decepción, pero es la de los Estados Unidos que atrapó a mi cliente para que pensara que le iban quizás a conceder el asilo o la ciudadanía, y sin embargo utilizó las entrevistas para preparar una causa contra él por haber mentido”.
Sobre las fotografías de los hoteles donde explotaron las bombas, Hernández preguntó al jurado: “¿Qué pruebas tenemos de que los comunistas en Cuba no hayan falsificado las fotos?” Según Pertierra, durante todo el proceso la estrategia del abogado de Miami no se destacó por la evidencia que presentó, sino por sus ataques a los testigos, a quienes calificó de “mentirosos, ladrones, comunistas, terroristas y mujeriegos”.
Durante su alegato final, Hernández calificó a Tony Alvarez como el terrorista que organizó la campaña de bombas en La Habana en 1997, y lo acusó de ser un ladrón especializado en el lavado de dinero. De la periodista Ann Louise Bardach dijo que hace periodismo amarillista. Al testigo cubano Roberto Hernández Caballero le dijo “torturador” y lo comparó con un agente de la Gestapo nazi.
Hernández dijo: “Mi cliente tiene 83 años. Estaba haciendo algo por su país. Es un hombre muy especial, quien ahora simplemente quiere regresar a su casa para estar con su familia, con su esposa, sus hijos, sus nietos”, y terminó su presentación enjugándose las lágrimas.
“Tremenda actuación la del abogado defensor… Enmarañó la evidencia, calumnió a los Estados Unidos y le hizo a ustedes un extraordinario ruego para que le tengan compasión a Posada Carriles”, replicó el fiscal principal Timothy J. Reardon III.
Reardon comentó que Hernández habló de la edad de Posada Carriles una y otra vez, “pero eso es inapropiado. El castigo es algo que le corresponde a la jueza y no a ustedes. La tarea del jurado es simplemente dictaminar un veredicto de culpabilidad o inocencia”.
Vergonzosa justicia
El jurado requirió menos de tres horas para absolver de todos los cargos a Posada Carriles, y llegó a un veredicto unánime de inocencia para un terrorista confeso, declaró Pertierra a la agencia Prensa Latina.
Durante el juicio, el gobierno estadounidense presentó pruebas abrumadoras de los hechos delictivos del acusado, a quien la Interpol identifica como un “terrorista peligroso”. Sin embargo, pese a los miles de documentos de evidencias y a los testimonios de múltiples testigos sobre sus actividades criminales, Posada Carriles fue absuelto, nada menos que un país que dice ser enemigo mundial del terrorismo, criticó Pertierra.
A pesar de ello, quedan pendientes los 73 cargos de homicidio calificado por la voladura de un avión de pasajeros el 6 de octubre de 1976. Pertierra anunció que Caracas continuará las acciones hasta que Posada Carriles sea juzgado por lo que es, un terrorista confeso.
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