Por: Claudia Rodríguez
Desde hace más de seis meses, en las paredes y las cortinas exteriores de un local comercial dedicado a la venta de muebles de baño ubicado sobre la vía --a veces nada rápida-- de Río San Joaquín casi esquina con Legaria en la Ciudad de México, se puede leer el siguiente aviso: “Nos vamos x la crisis”. Dicho mensaje no está escrito o confeccionado con prisa o descuido, por el contrario, es una leyenda trabajada sobre un fondo que asemeja un jardín y sobre éste, se inscriben una a una, las letras del aviso de cierre del negocio, con la precisión de quien sabe cómo diseñar una imagen.
El mensaje es claro. Los dueños del negocio hicieron todo lo posible por sacar adelante la empresa y por mantener hasta el último momento posible, los sueldos de sus empleados. Pero la crisis económica, esa que no permitió que muchos habitantes del Distrito Federal y sus alrededores entraran en gastos extras para construcción o remodelación, al final, acabó con un negocio y el esfuerzo de quienes por lo que se ve, sabían cómo hacerlo.
El 2009 fue un año trágico para el capital de varias pequeñas y medianas empresas. El 2010 pese a las buenas intenciones o deseos de gobernantes y administradores, no será muy distinto.El aumento en impuestos clave, el alza a las gasolinas y otros combustibles y los incrementos en los pasajes del transporte público empujan sin remedio a una cascada de aumentos en los precios de múltiples productos más, por lo que mantener a flote un negocio o emprender uno nuevo, será empresa titánica.
Ya los especialistas en economía –no quienes tienen que dar un discurso mentiroso para generar un pánico muchas veces preventivo--, aseguran que la reactivación económica nacional tendrá por lo menos tres frenos. El primero es la falta de reformas estructurales que permitan enfrentar el hueco que ha dejado en las finanzas públicas y privadas la caída de la producción petrolera; el segundo, es el ambiente desfavorable para los negocios y un incremento exponencial por la inseguridad; y en tercer sitio, la lenta recuperación del sector externo.
Nos vamos, nos fuimos o cerramos por la crisis, son frases que mucho se escuchan pero que seguro pocos empresarios o comerciantes se han atrevido a inscribir como la verdadera causa de su debacle.
Cientos de mexicanos emprendedores han perdido su dinero luego de confiar en las expectativas gubernamentales de la recuperación económica nacional y lo peor es que muchas familias viven en la incertidumbre de un presente estable y un futuro de tranquilidad, ni siquiera holgado.
El panorama económico no es incierto para el 2010, simplemente es negro. Con ese diagnóstico es que deberíamos todos los mexicanos emprender el día a día en busca de oportunidades y de ser más productivos. Los discursos alentadores y apapachadores, dejémoslos para quienes de la acción de gobernar hacen una actuación.
Acta Divina…
El 6 de enero, el presidente Felipe Calderón aseveró que el “2010 es el Año de la Patria, en el que celebraremos el ser mexicanos con espíritu festivo y con ánimo renovado, porque somos un pueblo orgulloso de nuestra historia y de nuestra cultura, de nuestras tradiciones, de nuestro arte, de nuestros colores, de nuestra diversidad, de nuestras canciones y sabores. Somos un pueblo, cuya mayor riqueza y su principal orgullo es su gente”.
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