Víctor Jara: La agonía del pensamiento… 36 años después
Ulisse Iuliano
El 11 de septiembre, con los primeros rayos de sol del nuevo día, se cumplió el golpe de estado y el asesinato de Salvador Allende en el Palacio de La Moneda, apoyado por “los Nixon y los Kissinger” que en aquel momento gobernaban.
Víctor analiza su trayecto intentando llegar a su Cátedra de Arte Dramático, abordando sin temor el recorrido, en el que todos serían respuesta.
Solo trataba de averiguar las preguntas, aprendiendo a leer la vida entre montones de detritos y carabineros de a pie, concentrados en la selva de cemento sin presentir lo que ocurriría en esa analógica e imperfecta metáfora de destellos de luces y sombras que fue su vida.
Víctor Jara fue detenido al día siguiente junto a cientos de profesores y estudiantes de izquierda en la Universidad Técnica de Santiago de Chile, donde había permanecido durante aquel fatídico 11 de septiembre del golpe militar. Del recinto universitario se les condujo, manos en la nuca, al cercano Estadio Chile, hoy Estadio Víctor Jara. El presidente Allende había muerto en el Palacio de la Moneda y los militares ya perseguían, apresaban, reprimían y asesinaban, a cualquier parroquiano sospechoso de ser comunista.
Al día siguiente la Universidad Técnica del Estado amanecía recién pintada, mientras que, camiones de transporte de tropa y más camiones del ejército pasaban fugaces llenos de jóvenes amontonados, igual que estúpidas ovejas destinadas al matadero, pávidos y pasivos, aterrorizados y casi paralizados por el miedo esperaban para entrar en el redil, sin saber que ese día y los venideros, los verdugos decidirían, en un clímax breve, el encuentro con su destino final: la muerte
Y, a través de ese espejo tenebroso y sombrío, corrían sobre dos vías férreas dos futuros paralelos, ambos llevaban locaciones distintas y mirándose de reojo casi retándose, hicieron dos paradas ficticias y luego en uno, surgió la indiferencia.
En el alma nos quedaron las trazas de tu partida, haciendo de marco un luminoso arco iris. Creían que así desaparecías de la escena, igual que el Ché en La Higuera, creyeron que el pan nuestro “de cada vía” sería el “making of’f” condenado al olvido, ajenos a los focos multicolores de tus “caros”escenarios con piso de sólida y pulida madera, entre telones de terciopelo rojo, azul y fucsia, mezclado con violeta y naranja, queriendo apresurar las sepulturas de las que nunca, …de los que nunca… serán protagonistas, porque pasan por la vida siendo pobres histriones, más aún, mediocres extras… sórdidos mortales…
Viéndose perdido, Víctor comienza a escribir un sueño horrible que limita con el horror y el espanto, que abrió no un surco, sino una zanja profunda en el rostro más fiero y en la espalda más fuerte, el destello metálico y la afilada reja del arado, un hombre despierto, que quiso hundirla en lo más profundo de la tierra madre… más con inmenso dolor y sus manos destrozadas sólo pudo percibir cuando aquel heraldo, abriendo al viento su manto negro, lo envolvió… y fue entonces que dióse cuenta que no era otro sino… la muerte.
Somos diez mil manos…
”Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto”. (Fragmento)
Según numerosos testimonios, le torturaron durante horas, le golpearon las manos hasta rompérselas a culatazos de fusil y cachazos de revolver, …que al chasquido de la claqueta, y luego, en ralentí, giró el tambor colocando el cartucho calibre 38 en posición alineada con el cañón, y tiraron del gatillo inmortalizándolo en la toma de un ángulo aberrante y, para finalmente acribillarle inútilmente tratando de deshacer su cuerpo, de destruirle, siendo encontrado 3 días después junto a otros compañeros en un solar abandonado cerca del cementerio..
¡Levántate Víctor…levántate…!
…y mírate las manos.
”Para crecer estrecha la de tu hermano
juntos iremos unidos en la sangre
hoy es el tiempo que puede ser mañana.
…ahora y en la hora
de nuestra muerte… amén”. (Fragmento)
Para aprender a vivir, primero habrás aprendido a morir…
Fiel con tus convicciones dejaste de contarnos un montón de cosas…tus mensajes en el botellón de cristal que un día tiraste a las aguas de la mar nunca llegaron porque no pudieron navegar en esas aguas ensangrentadas mezcladas con asfalto.
“Pobre humanidad, cuanta
hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!
Somos diez mil manos menos” (Fragmento)
”¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas
Así golpeará nuestro puño nuevamente” (Fragmento)
Una nueva caída del Cristo del alma de alguna doctrina venerable, que el jinete siniestro convirtió en blasfemia. En golpe sangriento en la puerta abierta del horno y el crepitar de las ramas consumiéndose en llamas, y un hermoso pan que hincha y se quema; la creación es tanto el poder, como la mutación…
La vida nos propina, como si fuesen ráfagas de viento, garrotazos tan fuertes…muy fuertes… ¡yo no sé!
Y ese hombre …miró a los ojos del pobre hombre, …a los ojos a su homicida y en ese instante sitió como el clic del percutor se confundió con la nada, y todo lo vivido se desvaneció en sus últimos recuerdos, y sintió como su alma se disipaba empozada en un charco de luz y la brillantez del último cuadro de la toma, en su postrero y apacible estadio.
Hay momentos trágicos que no deben ser vividos porque nos aterran y nos enloquecen, porque nos evocan y recuerdan, y por la brisa helada de la primavera y la razón de ser… se deja morir en el tintero.
Más la remembranza de mi figura si la recuerdo y nunca la olvido: si la podredumbre no fuera esta luna de sal que me extraña y me persigue, y sola con su brillo que me ciega en la noche, sería feliz.
Y en la densa penumbra que cubre mis ojos, hay quién me espía y se aferra a mi piel y he sabido por algunos rumores que trajo consigo el poniente, que anchas son las filas infinitas de oscuros batallones y todos marchando van a encontrarse conmigo. Arremeten y se sosiegan en las carnes de mi cuerpo y, dotados de clave maestra, leen en mi mente lo que mi cuerpo esconde.
En la niebla del nadir, mientras pensaba, me ví solitario y taciturno, casi abandonado. Y entonces como por magia, apareció de la nada mi dulce amante envuelta en su desdichada desnudez, triste y adolorida, y me dijo desconsolada: se que me buscas pero tampoco me encuentras.
Se reflejan en mis pupilas solo los cantos de una bandada de pájaros salvajes, al mirarlos a los ojos arrancarán de mi corazón el espanto, y danzarán las sombras y dormiré el sueño eterno con los que duermen, mientras mis brazos me rodean y la noche no entibia la tierra, y miraré de nuevo las estrellas, echado sobre esa gran piedra plana, igual como cuando era niño y sentiré la fuerza del viento, igual que cuando veía mover las briznas de la fresca hierba cuando correteaba por el campo observando el himeneo de las mariposas.
Luego mi vista se posa sobre las cercas y un poco más allá las flores, y los abejorros que recogen su polen, y sobre la espuma de la corriente de los arroyos va mi alma que fluye y se desliza entre bancos de arena que separan las aguas cristalinas que manan lamiendo los lirios y plantas de agua, hasta llegar a las raíces de los frondosos árboles que me separan del bosque impenetrable de los vivos y no me detengo a reflexionar las palabras porque confundo el silencio con el andar, en sordina, igual que las manadas de lobos salvajes, cuando están al acecho y temen pisar alguna hojarasca o rama seca para alertar a la presa. Igual que una danza macabra, inhumana y grotesca.
El rompecabezas de la vida sigue girando, se compone y se descompone… constantemente. Faltan piezas, pero nunca sobra alguna. Mis pensamientos y mis notas tuvieron su semilla en la poesía de nuestros pueblos originarios , en aquella arcilla húmeda de sangre y arada con los huesos araucanos y regados después con el sudor fecundo de la frente de Bolívar, de O`Higgins, Martí, Morazán…Farabundo y Sandino y después en el escenario heroico de la Sierra Maestra, con el Che y Camilo y sobre el grito de mis canciones, que se parecen más a las arengas de Galvarino con sus manos cortadas, …y los suicidios en masa de los guerreros mapuches para no caer en poder de los españoles…
Allá van… volando.
Sobre aquellas alas doradas se mecen las voces de mis cantatas y de mi alma araucana, y por mi corazón, sobre la cadena de Los Andes …el Aconcagua, el pico Bolívar, el Potosí y el Chimborazo…
Pero aún no se hizo justicia…
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